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Detesto los martes de academia
Apagon
8 de marzo de 2010

Autor: Carlix
Genero: Lemon Oneshot
Pareja: Yoosu

Apagón
Viernes por la noche… estaba totalmente aburrido sin ganas de hacer nada… se había pasado toda una semana tratando de ligarse a Jaejoong, “el chico más cotizado de la facultad”, y al final todos sus planes se habían ido a la basura con la presencia de ese “Nuevo”… Que le había visto Jae a ese tipo??... bufo molesto y resignado, se había hecho miles de ideas, para hoy… ideas deliciosas que tenían de protagonista a el y al sexy de Jaejoong, pero ese tal Yunho le había ganado la partida, así que sin nada que hacer realmente prefiero quedarse en casa, preparar una comida rápida, comer a medía luz, mientras disfruta de una buena película de sexo, que ya tenía desde hacia dos semanas en un cajón olvidado…



El frío era descomunal, algo normal para esas fechas, así que se abrigó como pudo recostándose sobre el sofá, lo suficientemente cómodo para ver la película… Al principio se sorprendió, esperaba una película sin argumento y llena de escenas fuertes, para ponerse caliente, pero tras unas escenas muy sensuales, el tema y la trama lo atrapó, a pesar de contener muchos diálogos y detalles que el juraba odiaba de las películas porno…



Poco después, sin realmente una escena “fuerte”, comenzó a excitarse, hasta el punto de que, cuando empezó la primera escena sensual, su duro miembro palpitaba deseoso por atención… olvidando por completo al “Nuevo” y al sexy Jaejoong… pronto las escenas se hacían cada vez más lujuriosas y perversas, las manos del Pelinegro descendieron hasta complacer a ese pedazo de carne palpitante, sentía que moriría si no se atendía ahora, así que muy animoso, se masturbo importándole poco gemir fuerte, después de todo estaba en su casa y solo, no tenía porque reprimirse, pero justo, justo cuando pensó que llegaría al clímax… todo oscureció…



- Que demonios!!! – gritó sintiéndose perdido… no podía ver nada, todas las luces se habían apagado, demostrando lo obvio…- Un apagón

Se levanto molesto, aún sentía su sexo duro y caliente, no podía dejar de tocarse… diablos!!! Estuvo a punto… A tientas comenzó a buscar algo para alumbrarse, consiguiendo con eso unos cuantos golpes y tropezones, hasta dar con su celular, el cual utilizó para alumbrarse y así conseguir algo mejor…




Pronto el calor de la calefacción comenzó a desaparecer (debido a que si no hay luz, adiós calefacción) y el frió comenzó a colarse obligándolo a maldecir entre dientes…



- Maldición!!! … donde deje esa linterna!!!- bufo molesto con el mismo… hasta que- Pero claro, en la mesita de noche…- y así se fue casi corriendo hacia su habitación, encontrándolo justo donde lo suponía



Tomó el pequeño aparatito y las recargo de pilas nuevas… regresando a la sala y acostándose nuevamente sobre el sofá, abrigándose bajo el mofu blanco que tenia… esperando a que se restablezca el servicio eléctrico… cuando unos golpes suaves se escucharon en la puerta…



- Quién es? – preguntó molesto y sin esperar a nadie…



- Soy, Junsu – una voz algo cohibida se escuchó tras la puerta - Tu vecino.



Realmente se sorprendió, jamás se habría imaginado a aquel chico… sonrío recordando la primera vez que se entero de su existencia, era tan extraño, jamás había visto a alguien así de lindo y adorable, pero su actitud muy reservada, evito que llegaran a ser algo más que vecinos… Dios si era la primera vez que hablaba con el… Abrió la puerta y alumbrado con su linterna lo atendió…

- Dice mi madre – habló en voz baja y tímidamente – que si no tendrías una vela. Nunca las compramos porque a ella le aterra que se pueda prender fuego.




- No losé… seguro tengo una por ahí, pero adelante… ¡Pasa!...- Diablos si que era adorable, no se dio cuenta cuando el menor intento pasar y accidentalmente chocaron, tirando la linterna al piso, y una de las manos del chico acabaron rozando su miembro semi erecto… obviamente el menor se dio cuenta de su estado y al ver que el mayor no retrocedió, muerto de la pena se alejo despacio, quería que la tierra lo tragará… y sin saber que decir se agacho recogiendo la linterna del piso



- ¡Lo siento! – Susurró muy sonrojado, agradeciendo a la oscuridad que el mayor no viera sus mejillas- ¡No pensaba que seguías ahí!



- Descuida… ¡Dame la mano! – intentó sonar natural, pero la verdad aquello si que lo hizo excitarse nuevamente… Junsu era tan misterioso y a pesar de tener ese rostro adorable y dulce, tenía una esencia sensual, que lo perturbó demasiado para su gusto… levantó su brazo recibiéndole la linterna, y con la otra lo rozo sin intensión por algún lado de su camiseta suave de lana, antes de tomar su mano… - Tendremos que movernos como los ciegos, palpando…



Contuvo la risa al notar como el cuerpo del menor temblaba de nervios, pero a pesar de eso no lo soltó, apretando un poco más su mano antes de empezar a caminar…



- ¡Ven! – fue hacia el balcón - ¡Observa qué oscuro está todo! Espero que no tarde demasiado esto.



- Sí – sintió cómo lo miraba en la oscuridad - Pero estar a oscuras me gusta.



- A mí no, Junsu… – se acercó a él, casi rozando su cuerpo, el menor bajo el rostro avergonzado, chocando con el pecho del pelinegro… Yoochun se sintió extraño, como si una fuerza lo incitara a abrazarlo…pero se contuvo alejándose un poco de el - ¡Estoy solo!



- No te preocupes, Yoochun – apretó sus dedos en su mano - Yo también preferiría estar acompañado… aunque no de mi madre y mi tía – esto último lo dijo en un susurro, como para el mismo



- ¡Buscaré esa vela! – tiró de él hacia el mueble - ¡Llévala a tu casa, la enciendes y, si quieres, te vienes!



- ¿De verdad? – Yoochun no pudo ver su rostro claramente, pero la forma tan dulce e inocente que lo dijo, hizo que algo lo hiciera acercarse nuevamente hacia el pequeño - ¡No, no, déjalo!... de verdad muchas gracias- se paro de golpe muy nervioso…



“Diablos!!! Lo asuste” pensó el mayor… pero antes de que Junsu acabará escapando



-¡Si quieres, hombre! Charlaremos un rato.



No dijo nada, Yoochun resoplo frustrado… “ahora pensará que soy un pervertido” se reprendió para sus adentros… Junsu había sido siempre así. Nunca pudo averiguar un detalle sobre su vida, ni nada relacionado a el, siempre acababa escapando o huyendo, por eso prefirió seguir buscando la vela y no darle motivos para que lo haga ahora… al final consiguió dar con la dichosa vela y lo acompaño hasta su casa (que esta justo a lado de la suya, obvio son vecinos), y aunque espero algo más, el menor tampoco entonces dijo nada, se despidió y regresó a su casa, intuyendo que tal vez el pequeño había imaginado que podrían hacer algo más que charlar y se asustó…

- ¡Eres un cabezota! – se reprendió dándose un golpe en la cabeza… volvió a sentarse en el sofá pensativo alumbrado las paredes de su sala con la linterna, notoriamente aburrido ¿Qué iba a hacer?... el teléfono lo saco de sus pensamientos…




- ¡Yoochun, hijo! – era su madre - ¡Creí que no ibas a estar en casa!



- De momento estoy, pero pensaba salir…



- ¿Salir? – se extrañó - ¡Ha dicho la tele que todo ese barrio está a oscuras y que va para largo… ¿Piensas bajar y subir las nueve plantas por las escaleras?



- ¿Para largo, dices? – se recostó nuevamente sobre el sofá resignado - ¡Me parece que me acostaré! Si me levanto temprano aprovecharé el tiempo ¡No se ve nada, nada!



-Bueno entonces abrígate hijo- preocupada como toda madre- ¡Vas a estar toda la noche sin calefacción!



-¡Es igual, mamá – un sonido en la entrada… sonrió y casi juró que era él-, ya veré lo que hago! Te llamo mañana ¡Adiós!



Se acercó a la entrada para ver si no eran alucinaciones suyas. Si alguien había golpeado la puerta… ¡tenía que ser Junsu!... Caminó despacio pero sin llevar su linterna y, cuando menos lo esperaba, topó con algo en la oscuridad.



- ¡Yoochun! – escuchó - ¡Lo siento! Soy yo… dejaste la puerta abierta

.

- ¡Ah, gracias! – no podía ver nada, absolutamente nada -Si no me lo dices me acuesto y se queda abierta. Cerraré bien.



- ¡Espera! – Tanteó agarrándose a mi brazo - ¡No veo nada! En realidad no venía sólo a decirte esto… yo, uhmm…- el mayor sonrió, podía sentir claramente el nerviosismo del pequeño- Creo que mejor me voy



- ¡No espera! – lo sostuvo de la cintura antes que huya como acostumbraba - ¿Pasa algo?



- Nada… – bajó la voz - ¡Bueno, algo pero sin importancia! Si vas a estar solo y yo también…bueno yo pensé que tal vez podríamos ¿charlar?...



Por muy estúpido que sonase su corazón salto emocionado, jamás pensó que tomaría en cuenta sus palabras... sonrió y algo torpe soltó su cintura



- ¡Pasa, anda! – tiró de su mano suavemente -Aquí no se ve nada y en el salón todavía se está calentito…



- ¡Gracias! – lo siguió agarrado a su cintura - Precisamente esta noche no me apetece estar solo- dijo algo cohibido aún



- ¿Pensabas salir? ¡Siéntate!- alumbrando el sofá



- ¡No, no salgo los viernes!



- Entonces… - no lo entendía - ¿cuándo sales?



- No salgo, Yoochun – pudo ver con la tenue luz de una vela que había encendido momentos antes que venga, como su rostro se entristeció - Entre semana estudio y el fin de semana no me apetece la calle.



- ¿Y tus amigos y amigas? – le parecía increíble que alguien así de lindo no interactuará con la gente - ¿No te dicen nada?



- ¡No! – Recostándose en el sofá, cerca del pelinegro - ¡No tengo!



- Si tienes, Junsu – acarició su mano caliente - Me tienes a mí…- sus mejillas se encendieron y su mano se atrevió a rozarla sutilmente… Junsu sonrió nervioso



- Por eso he venido, pero…- se quedaron un momento en silencio mirándose mutuamente… Yoochun sentía unas ganas locas de acercarse un poco más y besarlo, sí besarlo, es que verlo así a la luz de la vela, con ese adorable sonrojo y como de ves en cuando se mordía los labios, de verdad que era una tentación… Diablos!!! Junsu era tan, tan perturbador… que sin ser consciente realmente su mano comenzó a pasearse por el dorso de la del pequeño… Junsu se dio cuenta de ello, por un momento añoró más de eso y también deseo ser besado por el mayor, pero reflexiono al ser consciente que aquel chico guapo y galante, jamás podría fijarse en el, o mejor dicho, no merecía a alguien tan poquita cosa como el… bajo la mirada, quitando su mano algo bruscamente - ¡Déjalo! No quiero molestar…- el pelinegro se asustó, pudo ver como intentó huir hacia la puerta… pero corrió tras el, logrando convencerlo de que regrese…seguramente intuyo algo más que una simple charla y todo por no poder contenerse… no sabía que hacer, en unos minutos Junsu se había convertido en lo que más deseaba y no solo en el aspecto sexual, diablos sabía que sería casi imposible que pasará algo más entre ellos, pero a pesar de eso, no quería que se vaya… quería conocerlo, conocerlo de verdad…



Consiguió que regrese y se sentará en el sofá… era todo tan deliciosamente extraño, ni el, ni el pequeño hablaban, solo se quedaron ahí sentados uno al lado del otro mirándose en la casi nunca luz… pero en un momento el pequeño lo miró serio y al rato comenzó a jugar con la vela, hasta que inesperadamente, la apagó…



- ¡Eh! – exclamó Yoochun - ¿Qué pasa?



- ¡Lo siento! – no sabía qué decir - ¡Debo haberle dado sin querer! Espera que la encienda.



- ¡No! – se arriesgó - ¡Déjala así!



Hubo otro silencio, muy diferente a los anteriores… podía escuchar como su respiración comenzaba a alterarse, como sus manos jugaban nerviosas sobre el sofá, como intentaba calmarse tratando de no hacer ruido cuando se movía acomodándose mejor… Yoochun no pudo evitar ponerse igual de nervioso que el menor, no quería asustarlo y que al final acabe huyendo, pero, de verdad necesitaba acercarse, tocarlo… besarlo…



Tomó su mano cálida y no dejó de acariciarla. No sabía qué le podía estar pasando por la cabeza, la vela la había apagado adrede, no por accidente. Y el hecho de dejar que lo acaricie, solo lo confundía más… Junsu era reservado y tímido eso podía darse cuenta, sin embargo, luego de lo obvio no lo conocía… Siempre tan misterioso y alejado de todo, le parecía un sueño que ahora este ahí en su casa, junto a el, acariciándole la mano a oscuras, sin ropas de calle o atuendos elegantes, sino muy natural, con ropas de andar por casa y en medías (ya saben, en asía acostumbran dejar los zapatos en la entrada), ¿Qué podía pensar?... se dejó llevar por el ambiente y aún acariciando su mano suavemente, se acercó, tan cerca, que podía sentirlo respirar agitado muy cerca de su rostro… pero



- ¡Déjalo, Yoochun! – Encendió la vela otra vez -Supongo que querrás irte a la cama. Mañana nos vemos…

- ¡No, espera, espera! - tiró aún más de su mano - ¡No voy a acostarme! – mirándolo intensamente, como queriendo besarlo- ¿Vas a dejarme solo?



No contestó… Entonces Yoochun tomó la vela y lo enfocó desde la cabeza a los pies, luego se alumbró la cara para que viese que le sonreía. y aún sosteniendo su mano, la apagó… quedando todo en penumbras



Entonces, inesperadamente, la mano temblorosa del pequeño se poso en la pierna del mayor, muy cerca de su entrepierna… Yoochun se sorprendió y no pudo evitar suspirar al sentir aquella mano nerviosa muy cerca de su virilidad… luego todo pasó muy rápido… Yoochun levanto su brazo, encontró su mejilla y acercando su boca a la suya… lo besó



Junsu suspiró sobre sus labios, temblando, abriendo su boca sorprendido al sentir los carnosos labios del mayor succionando sus labios, jamás había besado a nadie, siempre pensó que era mejor así, sin embargo sentir la lengua de Yoochun delinear sus labios y deslizarse sutilmente dentro de su cavidad acariciando la suya, fue tan indescriptible emocionante… podía sentir el sabor de su aliento y el olor de su cuerpo… mientras el suyo no dejaba de temblar, pero a pesar de eso, se aferro al mayor, apretando con una mano su camisa y la otra por cosas de la emoción o tal vez porque en realidad quería sentir esa parte tan intima del mayor… subió un poco más, hasta acabar sobre su miembro, dejándola ahí…



Yoochun no pudo evitar morder levemente sus labios, aún besando los del pequeño, cuando sintió aquella mano sobre su virilidad, se sentía tan caliente y deseaba, realmente deseaba que se moviera, pero el pequeño solo la dejó ahí sin hacer nada, como aún algo apenado para continuar… así que sin pensarlo mucho Yoochun lo recostó un poquito más sobre el sofá, besándolo más apasionadamente, suspirando sobre sus labios y volviendo a besarlos tan intensamente como antes… su mano bajo decidida hasta la rodilla del pequeño, quería tocarlo, de verdad deseaba tocarlo, así que lentamente comenzó a deslizar su mano hasta llegar a su entrepierna… Junsu jadeo deliciosamente sobre su boca, intentando mirarlo entre la oscuridad… Yoochun sonrió aún sobre los labios del

menor… estaba empalmado, podía sentir aquella parte suave de Junsu bajo su mano dura y caliente, a pesar de la ropa…




Así estuvieron por un rato, besándose, tocándose, conociéndose… Yoochun moría por verlo, por ver su cuerpo, sin embargo la oscuridad le daba un toque excitante que lo hacía desearlo más… hasta que sus manos consiguieron despojarle de toda esa ropa molesta que le impedía saborearlo como debía…



Al principio Junsu se dejó hacer, dejó que las manos de Yoochun recorrieran su cuerpo por primera vez, removiendo toda su ropa, hasta dejarlo desnudo, indefenso… pero de pronto



- ¡Espera! – Se escuchó asustado - ¿Tenías la luz encendida? – aquello sorprendió al mayor, no esperaba algo así



- ¡Sí, claro! No estaba a oscuras…



- Es que voy a darle al interruptor – se separó algo apenado del mayor buscando a tientas el interruptor - No quiero que venga la luz y me veas.



- Como quieras, Junsu… - acarició su cadera hacia su vientre - Pero no debes avergonzarte por eso. Además, creo que no vamos a tener luz en toda la noche y a mí me gustaría ver tu cuerpo. Al tacto me parece increíble, pero ojala pudiera verlo.



- No te gustaría – dijo serio - Tengo un cuerpo… ¡no te gustaría!



- Se supone que eso debería decirlo yo – se alejó arrastrando los pantalones - A nadie le gusta su propio cuerpo.



- Puede que sea así – lo escuchó pulsar el interruptor - Pero si se enciende la luz de repente me muero de vergüenza…



- ¡Okey! Ya estas seguro de que no voy a verte. No había más luces encendidas pero… ¿si vinieras otro día… también tendría que estar todo a oscuras?



- No me vas a creer – se acercaba hasta sentarse a su lado tanteando - Pero lo que me ha hecho decidirme a venir es que no vamos a tener luz en toda la noche ¡La oscuridad total!



- Esta vez vale, Junsu – acarició su rostro - Pero no esperes a otro apagón para volver… Me fascina tenerte aquí, a mi lado, de esta forma… Pero un día me gustaría que volvieras sin apagón. Te prometo apagar las luces.



- ¿Harías esto más veces conmigo? – no lo creía… es que simplemente se sentía incapaz de gustarle a Yoochun- ¡Pensé que ibas a enfadarte! Pero… si me ves, ¡No te gustaría!



No le contestó… solo se puso de pie, quitándose toda la ropa de encima y así quedar en las mismas condiciones que el menor… Junsu no podía verlo, pero sabía lo que estaba haciendo, mordió sus labios y cuando el mayor estuvo junto a el, buscando sus labios en la oscuridad para besarlos, el menor se dejó hacer rodeando su cuello con sus brazos, besándolo entre suspiros, avanzando lentamente hasta que Yoochun sintió el sofá detrás suyo y Junsu lo empujó haciéndolo caer sobre el… luego sin apartarse de su boca, apoyándose en los hombros del mayor… se sentó sobre sus piernas, sintiendo la intimidad del pequeño rozar su ombligo y la suya, rozar su entrada…



Pudo haberle propuesto que se fueran a la cama, pero Yoochun prefirió dejarlo llevar la iniciativa… sentir de esa manera a Junsu hizo que su cuerpo se erice ansioso por sentirlo, por probarlo, por marcarlo… Sus manos no dejaban de acariciar su piel suave de sus nalgas, de su espalda y todo de él… se sentía hechizado por su olor, su boca pronto comenzó a descender besando su cuello, mientras apretaba sus muslos redondos y deslizaba sus manos por toda su columna vertebral, es que Junsu simplemente era perfecto… casi podía verlo dibujando su figura con sus manos…



El pequeño se sentía sumamente excitado, su corazón saltaba agitado y su respiración se aceleraba por momentos, dejándolo casi sin aliento, especialmente cuando las manos del mayor acariciaban sus nalgas, apretándolas y rozando su entrada descaradamente, nunca lo habían tocado así y realmente le gustaba, le fascinaba, porque era Yoochun, el chico con el que siempre soñó, por eso todo esto era tan, tan irreal que no quería despertar



Yoochun sentía su entrepierna apuntar la entrada del pequeño, rozándola deliciosamente, estaba tan mojado, que su pene resbalaba sobre la pequeña intimidad de Junsu, que solo se movía sobre el, intensificando las sensaciones, sintiendo su propia entrepierna rozar el estomago del mayor, ensuciándolo con sus fluidos…



Los besos continuaban sobándose mutuamente… Yoochun sintió de pronto como Junsu lo empujó hacia el respaldar, sin dejar de besarlo… se levanto un instante y… sin avisar se sentó sobre el, sintiendo como su miembro se habría paso en su interior… por un momento quiso detenerlo, pero fue tan rápido y realmente delicioso que cuando lo hizo, el ya estaba totalmente dentro de Junsu



- ¿Estas bien? – Junsu se había quedado quieto, respirando agitadamente, mientras escondía su rostro en su cuello y aferraba sus manos al respaldar del sofá… Yoochun sentía como su pene palpitaba deseoso por moverse, pero aguardo, abrazando al pequeño por la cintura, no quería hacerle daño ni nada por el estilo…- Si ahh, si te duele mucho, podemos parar





- ¡NO!... – casi gritó abrazándolo, aferrando sus manos a su cuello…- Solo, solo espera… - y le dolía, claro que le dolía, era su primera vez… y a pesar que dolía sus labios se curvaron formando una sonrisa, mientras sus ojos no dejaban de lagrimear… las manos de Yoochun le acariciaban delicadamente, como temiendo dañarlo más, eso simplemente lo ponía feliz…





- Tranquilo… ahh… No, no me moveré…- pero entonces Junsu se separo un poco de el, mirándolo en la oscuridad… y antes de auto embestirse Yoochun se acercó buscando sus labios…





Aquel beso, fue increíble… Yoochun sintió los labios del menor y junto a su dulzura, el salado de sus lágrimas, mientras Junsu seguía aferrado a su cuello saltando despacio sobre su miembro… los gemidos pronto inundaron la casa y sus manos se dedicaron a tocar todo del menor… hasta posarse en su entrepierna que se rozaba con su vientre mojado por sus líquidos, cuando lo tuvo en sus manos, lo apretó y despacio comenzó a masturbarlo… escuchando como los gemidos del pequeño se perdían en el aire, logrando excitarlo más si se podía…



Luego todo tomo más fuerza, rapidez y fogosidad… Yoochun ayudaba al menor a cabalgar sobre el, posando sus manos sobre sus caderas, apretándolo, ayudándolo a salir y a entrar una y otra vez… Junsu tenía una de sus manos sobre el hombro del mayor, curvando su espalda hacia atrás, mientras corrientes eléctricas viajaban por su cuerpo haciéndolo gritar de placer…



Luego Yoochun en un rápido movimiento cambió de posiciones, dejando recostado sobre el sofá y bajo su cuerpo al menor, que ante esto, solo envolvió sus piernas en las caderas del mayor, sintiendo como el pelinegro bombeaba su entrada salvajemente, deliciosamente…

- Ahhh!!! … Eres, eres delicioso, Junsu … Susu – Sentía que pronto llegaría al clímax, así que retomando las caricias sobre el miembro de Junsu, volvió a masturbarlo, al ritmo de sus embestidas, los gemidos de pequeño de verdad lograban erizarle el bello de la nuca… era increíble, perfecto…




Y así, terminaron juntos, como si un volcán erupcionará… sus respiraciones agitadas, sus cuerpos manchados de sus esencias de entrega… mirándose sin verse, solo sintiéndose…



Yoochun se levanto despacio, saliendo de él… Junsu suspiró temblando aún por el orgasmo



- ¿Estas bien?- le preguntó algo preocupado… - ¿No te lastimé?



- No me hables así- susurró despacio, aún bajo su cuerpo- Solo conseguirás que sueñe con otra noche así de maravillosa… con otra noche en penumbras…



Yoochun se sorprendió al escuchar aquello, incorporándose un poco mirándolo en la oscuridad



- ¿Vendrías más veces si no hay luz?



- Deja de pagarla hasta que te la corten y luego intenta echarme de tu casa – rió el pequeño acercándose a sus labios - ¿Tú quieres?



- En esta casa no habrá luz por las noches ¡Ya lo sabes! – Lo besó recostándose nuevamente sobre el, pero cuando intentó acostarse a su lado… una tenue luz entro por el balcón, casi inapreciable… Junsu salio asustado de su lado, corriendo a cerrar las cortinas, con algo de ropa cubriendo su cuerpo para no ser visto…



- ¿Qué te pasa? – preguntó Yoochun, claramente extrañado- ¡No se ve nada! ¿Cómo puedes avergonzarte tanto?



Se escucho sus ropas caer al suelo y pareció que lloraba… luego todo fue tan rápido… en segundos se encendió la luz del salón, le había dado al interruptor equivocado…



Su cuerpo estaba casi totalmente cubierto de enormes manchas blancas, sin pigmento… Con sus ropas siempre cubriéndole jamás el pelinegro imaginó lo que estaba viendo…al instante Junsu se agachó aterrado y se tapo como pudo, llorando…



Yoochun se levantó despacio, hasta acercarse… al principio Junsu intento zafarse, pero las fuertes manos del mayor lo tomaron de la muñeca, sonriéndole lindo para que se tranquilice, mirando lo poco que podía ver de su cuerpo



- ¡Es de nacimiento! – gimió aguantando las lagrimas, sin atreverse a verlo a la cara - ¡Nadie me quiere así!



- Te equivocas, Junsu – lo abrazó - No encenderemos las luces si lo prefieres, pero quiero ver tu cuerpo como es, no escondido. Eres bellísimo y estos cambios de color forman parte de tu belleza. Voy a apagar la luz si quieres, pero no me parece justo que me ocultes lo que eres, no quiero que escondas lo que tienes.



Se volvió hacia la pared sin mirarlo y quiso apretar el interruptor… pero



-¡No, no! – casi gritó - ¡Deja encendido! ¡Nadie me ha dicho eso en mi vida! ¡Repítelo aunque me mientas!



- Voy a repetírtelo hasta la saciedad – le dijo - Sin mentirte, a oscuras o con luz ¡Vuelve siempre que quieras! … porque si por mi fuera, te tendría siempre a mi lado… eres perfecto - Por primera vez, dejó caer toda su ropa al suelo, abrió algo sus brazos y el pelinegro lo pudo ver totalmente desnudo- ¡Déjame acariciarte más ahora que nos vemos!...





… Fin …

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Hoy estube sentada todo el dia y llege a la conclusion;
Cada persona merece su credito...
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